Los años pasaron y nunca se pudo romper el cerco informativo que impuso la familia del alemán.
(ESCRIBE PAULINO HERNANDEZ) Han pasado seis años de aquel día en que la vida de Michael Schumacher dio un giro rotundo. El destino le jugo una trampa que marcó la vida del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1. El alemán ya era una leyenda cuando decidió volver a correr en la máxima categoría estableciendo los primeros parámetros del equipo Mercedes que había decidido regresar al Gran Circo. Aquel día el ex piloto de Ferrari se encontraba esquiando con su hijo Mick y una caída torció el rumbo de su vida.
El golpe de su cabeza contra una piedra en un sector que estaba fuera de los límites de la pista de esquí significó un grave problema cerebral que condicionó la vida y la salud de Michael que se transformó en un enigma. A partir de eso momento la familia más cercana al piloto decidió blindar todo tipo de información en torno a los tratamientos al que fue sometido el piloto que más títulos ha conseguido en la historia de la F1.
Hace seis años el mundo se estremecía con lo sucedido. Las primeras informaciones no eran alentadoras, hablaban de un coma inducido y un estado crítico. Allí permaneció por varios meses hasta que las condiciones de su salud les permitan trasladarlo hasta su mansión de Lausana en Suiza donde la familia había decidido montar una habitación con toda la tecnología necesaria para poder continuar con el tratamiento que demandaba el estado de salud junto a un equipo de médicos conformado por 15 personas que están desde el primer momento solo para Michael Schumacher.
La familia del piloto con su esposa a la cabeza decidieron que la vida y el estado de salud de Michael debía ser un secreto celosamente custodiado. Y así fue. La información en torno a los avances y las mejorías que teóricamente habría experimentado el ex campeón fue un secreto de estado y nunca hubo un informe oficial confirmando el estado de salud. Inclusive en los últimos meses el “Kaiser” fue trasladado a París para ser sometido a un tratamiento con células madres.
El operativo que se montó para la llegada, permanencia y posterior salida del hospital de la capital francesa fue todo un trabajo minucioso que impida filtrar alguna imagen o alguna información que pudiera trascender al mundo. Solo se conocieron algunas palabras y conceptos que dejó su gran amigo Jean Todt quien estuvo siempre cerca de Schumacher mientras consiguió los mejores logros en la F1. El presidente de la FIA, Federación Internacional del Automovilismo solo se limitó a expresar que su amigo se encontraba bien.
Hoy, seis años después, el estado de salud de Michael sigue siendo un enigma. Un secreto muy bien guardado. Nadie en el mundo sabe la realidad que atraviesa el ex campeón aunque algunas versiones de quienes han visitado su mansión en Mallorca, España primero y luego en Suiza dan algunas pistas que abren la esperanza de volver a ver en buenas condiciones, pero eso solo será cuestión del destino y el tiempo que serán los encargados de mostrar cual es la verdad sobre el estado de salud de una de las grandes leyendas de la Fórmula 1.
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